miércoles, 20 de septiembre de 2017

NI CON VACUNAS, SUPLEMENTOS Y MENOS EN UNA UCI SE CURA EL HAMBRE: STEVENSON MARULANDA

Ante la iniciativa Casa Grande Caribe, que tiene como meta superar la pobreza y la inequidad en el Caribe colombiano, un grupo de pensadores y soñadores costeños, inspirados en nuestro Nobel Gabo, vienen trabajando en propuestas de desarrollo.
Adolfo Meisel, codirector del Banco de la República, rector de la Universidad del Norte de Barranquilla y coordinador de este gran proyecto, manifestó en Riohacha entre otras cosas que, el Caribe en el siglo XX y XXI ha entrado en una crisis profunda de liderazgo en el contexto nacional.
Con relación a salud presentaron unos estudios donde mostraban que la financiación de los gastos en la salud de los colombianos eran financiados por el Estado teniendo como fuente solamente el Sistema General de Participaciones, SGP.
Ahí fue donde intervine para aclararles que tenían un inmenso sesgo, porque estaban dejando por fuera de la ecuación que más del 90% de la plata de los gastos en salud de los colombianos la manejan las EPS. Y les puse de presente también que el sistema de salud está quebrado, como puede verse con muchas clínicas y hospitales a lo largo y ancho del país.
Les dije que preguntaran por el San Jerónimo de Montería, por el Universitario de Cartagena, por el San José de Maicao, por el San Rafael de San Juan del Cesar en La Guajira, por el Rosario Pumarejo de López de Valledupar y por los del Magdalena, Sucre, San Andrés,  Bucaramanga y por el Aurelio Tobón de Medellín.
También les confirmé la quiebra de los más altos valores de la vocación de la profesión médica, y la quiebra física de nuestra existencia, todo por la picardía, ambición, gula y avaricia de unos cazadores de fortunas malpechosos, que cual mercenarios criminales se enquistaron en Caballos de Troya y se metieron en las entrañas del alma del manejo de la salud, de la vida y de la muerte de los colombianos, cartelizando todo lo que ven, oyen, huelen, gustan y sienten como negocio maligno y rendidor, sin piedad ni misericordia.
En el tema de nutrición, me dio la impresión que lo pensaron como enfermedad, les dije que no, que la desnutrición en La Guajira era hambre. Hambre terminal que cuando llega morirse a la UCI fue porque desapareció el estado social de derecho. Que el hambre no se cura con vacunas ni con suplementos nutricionales, y menos en una UCI, que el hambre se cura con comida y con soberanía alimentaria, y que estamos lejos de evitar que los niños wayuu se sigan muriendo, si seguimos pensando que el hambre es una enfermedad que se cura con irrisorios presupuestos nutricionales girados en forma de SGP.
El hambre wayuu se cura cuando tengamos agua y energía domésticas en ese infernal desierto casi inhabitable, cuando tenemos agua que se está pudriendo y evaporando en una inmensa represa (El Cercado) abandonada como elefante blanco.
Todas estas consideraciones me obligaron a escribir estas reflexiones y a utilizar el dataísmo (las redes) para que reflexionemos, sin importar nuestro origen y ubicación geográficos, alrededor de nuestra responsabilidad individual y colectiva, en el desastre en que se está convirtiendo Colombia a causa de que al poder político y económico solo llegan los peores elementos de nuestra sociedad, con nuestros votos o con nuestra apatía.

Escribió:
Stevenson Marulanda Plata

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