martes, 19 de septiembre de 2017

APAGANDO MOTORES

En Colombia el pequeño y mediano empresario jamás va a poder crecer. Con esa frase lapidaria nos aterrizó a la realidad don Arturo Calle quien por muchos años ha sido símbolo de superación, esfuerzo, dedicación y empresarismo en nuestro país.
Y tampoco es casualidad que la empresa textil más grande de Colombia -Fabricato- haya tomado la decisión de suspender sus labores hasta los primeros días del mes que va corriendo.
El impacto económico que viene teniendo no solo el sector textil tan importante en Colombia, sino aquellos otros que apuestan al progreso de bienes y servicios, empieza a preocupar sobremanera a centros de desarrollo y pensamiento económicos y al mismo gobierno nacional. Se ha visto caer de manera estrepitosa los ingresos en los hogares producto de los problemas que la economía viene padeciendo. Básicamente hay desaceleración, casi estancamiento.
La Guajira no ha sido ajena a dicha situación y se impone que tanto los entes gubernamentales, agremiaciones, centros de pensamiento y los observatorios laborales promuevan el análisis que deriven en los esfuerzos dedicados a la construcción de un andamiaje institucional sólido que proteja la economía regional de los desencuentros económicos nacionales.
Ello ha llevado que las tasas de suspensión y cierre de empresas y establecimientos de comercio sean muy altas. A diario se observan letreros de se arrienda locales que otrora tenían buena proyección respecto al flujo de personal y dinero que circulaba en el mercado.
Haciendo un recorrido sencillo por la llamada Calle del Comercio, a excepción de dos establecimientos de comercio, los demás locales tristemente se encuentran a la espera de ser ocupados, mientras el Distrito de Riohacha según estadísticas proferidas por el Dane el mes anterior, ocupa uno de los primeros puestos en desempleo de Colombia. Siendo en porcentaje, mayor a la media nacional.
La ciudad tiene una conjunción de dos factores: desempleo e informalidad laboral, fundamentales para alimentar, tanto la línea de pobreza como la desigualdad social.
La crisis venezolana, los problemas institucionales durante los últimos dos años y el ingreso de mercancía ilegal vienen golpeando la economía departamental. El comercio reclama mayor atención y planes de choque que reactiven el sector y eso implica que los gobiernos municipales y el departamental ejecuten los recursos presupuestales a través de la contratación pública impactando sobre manera los mercados locales.
Este es un departamento que depende de la decisión pública y en el momento que las condiciones sean desfavorables, sólo sobrevive el más fuerte. ¡Pero dejémosles la economía a los economistas!

Escribió:
Roger Romero Pinto

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