En Colombia el
pequeño y mediano empresario jamás va a poder crecer. Con esa frase lapidaria
nos aterrizó a la realidad don Arturo Calle quien por muchos años ha sido
símbolo de superación, esfuerzo, dedicación y empresarismo en nuestro país.
Y tampoco es
casualidad que la empresa textil más grande de Colombia -Fabricato- haya tomado
la decisión de suspender sus labores hasta los primeros días del mes que va
corriendo.
El impacto
económico que viene teniendo no solo el sector textil tan importante en
Colombia, sino aquellos otros que apuestan al progreso de bienes y servicios,
empieza a preocupar sobremanera a centros de desarrollo y pensamiento
económicos y al mismo gobierno nacional. Se ha visto caer de manera estrepitosa
los ingresos en los hogares producto de los problemas que la economía viene
padeciendo. Básicamente hay desaceleración, casi estancamiento.
La Guajira no ha
sido ajena a dicha situación y se impone que tanto los entes gubernamentales,
agremiaciones, centros de pensamiento y los observatorios laborales promuevan
el análisis que deriven en los esfuerzos dedicados a la construcción de un
andamiaje institucional sólido que proteja la economía regional de los
desencuentros económicos nacionales.
Ello ha llevado que
las tasas de suspensión y cierre de empresas y establecimientos de comercio
sean muy altas. A diario se observan letreros de se arrienda locales que otrora
tenían buena proyección respecto al flujo de personal y dinero que circulaba en
el mercado.
Haciendo un recorrido
sencillo por la llamada Calle del Comercio, a excepción de dos establecimientos
de comercio, los demás locales tristemente se encuentran a la espera de ser
ocupados, mientras el Distrito de Riohacha según estadísticas proferidas por el
Dane el mes anterior, ocupa uno de los primeros puestos en desempleo de
Colombia. Siendo en porcentaje, mayor a la media nacional.
La ciudad tiene una
conjunción de dos factores: desempleo e informalidad laboral, fundamentales
para alimentar, tanto la línea de pobreza como la desigualdad social.
La crisis
venezolana, los problemas institucionales durante los últimos dos años y el
ingreso de mercancía ilegal vienen golpeando la economía departamental. El
comercio reclama mayor atención y planes de choque que reactiven el sector y
eso implica que los gobiernos municipales y el departamental ejecuten los
recursos presupuestales a través de la contratación pública impactando sobre
manera los mercados locales.
Este es un
departamento que depende de la decisión pública y en el momento que las
condiciones sean desfavorables, sólo sobrevive el más fuerte. ¡Pero dejémosles
la economía a los economistas!
Escribió:
Roger Romero Pinto