Millones de mariposas amarillas cubrieron el cielo tras su vuelo sorpresivo al saber la noticia sobre la muerte del gran Gabo. Sus aleteos formaron un estremecedor rugido que cruzó los mares, valles y montañas hasta llegar a Macondo para esperar con gran alborozo a su incomparable progenitor.
En esa tierra las flores amarillas brotaron silvestres para engalanar las casas y calles macondianas y las cubrieron con su admirable color amarillo. En ellas se encuentran Úrsula Iguarán y a su lado Aureliano Buendía encabezando la comitiva que espera con los brazos abiertos a su ilustre descendiente para reunirlo con sus familiares. Sera abrazado por el coronel que se cansó de esperar que le escribieran y sabe que desde hoy tendrá a su lado, al más grande escritor del planeta que lo deleitará con su pluma y lo trasladará al mundo mágico que siempre soñó.
Entre sus fantásticas obsesiones, Gabo al fin descubrirá el misterio de la muerte de Santiago Nasar y se codeará con sus putas tristes que lo esperan alborozadas para contarle su asombro por el gran tamaño del miembro viril de su coterráneo que le hizo exclamar alborozada !Le mondé! expresión que originó el nombre actual que ese miembro tiene en esta tierra macondiana.
Francisco el hombre con su acordeón terciado lo esperará junto a Leandro Díaz para saludarlo entonando la canción que más le gusta, La diosa coronada, bajo los disparos alborozados de Prudencio padilla que cumplen la función de fuegos pirotécnicos rompiendo el silencio que siempre reinó en Macondo.
La brisa coqueta alborotará la hojarasca que darán sombra para amortiguar el sofocante calor del sol y que se multiplica por el fogaje de la emoción y la brisa del nordeste refrescará la alta temperatura que impera en Macondo. Las golondrinas cruzarán los mares para estar presentes en este gran acontecimiento y el otoño del patriarca reverdecerá adornando con múltiples colores los árboles y plantas brindando colorido y alegría apagando el fuego producto de la permanente nostalgia macondiana
Luego del alborozo producido por su llegada el creador del realismo mágico sentirá el dolor de patria que embarga al nativo que ama a su tierra cuando se da cuenta que su mundo mágico ha sido derrumbado para darle paso a una sociedad ambiciosa y criminal que perdió el encanto de la magia para mostrar una realidad destructora y criminal.
Se enterará que él, creador de mundos mágicos, en un amañado concurso para elegir al Gran Colombiano, fue relegado por un siniestro personaje que a su paso por la presidencia de la república dejó huellas de muerte y desolación.
Con profundo dolor en su alma descubrirá que su mágico y fantasioso mundo, hoy solo es una quimera y desde una banca, sentado en el patio de su casa adornado con flores y mariposas amarillas, verá la devastación de la avaricia que ha talado los bosques y ha contaminado el aire puro que caracterizaba a Macondo.
En medio de su dolor clamará a Dios para que detenga este mundo y le dé marcha atras para volver a soñar con su Macondo del alma, donde la inocencia y el candor predominaban creando la fantasía de ensueño que invadía a su tierra macondiana.
Ante la inminente realidad de su tierra, el Señor lo cubrirá con su Sagrado manto y lo elevará al mundo mágico de los ángeles y querubines que lo esperarán con un coro celestial interpretando a la diosa coronada y demás temas vallenatos que tanto lo alegraron en la tierra que tantas alegría le dio y hoy lo llena de inmenso dolor.
Tras su marcha, su obra literaria quedará como legado a la humanidad y será un referente para que las futuras generaciones forjen el mundo que él siempre soñó. Paz en su tumba.
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Hermes López Deluque
