Desde la ciudad de Bogotá escribo estas
cortas palabras para decirles a los guajiros que no es primera vez que una
persona del interior del país nos cataloga como corruptos, no es la primera vez
que nos señalan porque seamos negros, trigueños, o simplemente diferentes a
toda la costa.
Lo que sí es cierto es que somos
diferentes porque donde quiera que vayamos mostramos nuestras capacidades y son
superiores a la de muchos de ellos.
Pero la verdadera diferencia está en que
somos personas que brindamos amor, sentimientos
puros, lealtad, y lo más importante que nos decimos las cosas de frente sin
temor a lo que venga, si quieren tener a los guajiros arrodillados tendrán que
esperar.
Porque solo a Dios hay que hacerlo, nuestra dignidad no tiene precio, solo
queremos una mano amiga que nos ayude a seguir adelante y podamos superar esta
crisis.
Un buen programa de gobierno está cerca para poder conseguir lo que desea
nuestro corazón yo creo en Dios, yo creo en Colombia, porque colombianos somos.
por: Eriberto Ibarra Campo