A los guajiros nos
tratan en las esferas nacionales del gobierno y el periodismo como los más
corruptos del país. Nos excluyen y satanizan como si en la Provincia de Padilla
no existiera gente buena sino mala y corrupta. Como nunca en la historia de
vida político - administrativa del Departamento
(1 de julio de 1965), se había presentado tan agresivo el estigma contra
los guajiros.
No desconocemos,
tampoco tratamos de ocultar la crisis de valores e institucional por la que
atravesamos. La presunta practica indelicada de algunos gobernantes en el
manejo de la cosa pública. Digo presunta, porque a la fecha los organismos de
control del estado, azuzado por el gobierno, no han demostrado que nuestros
gobernantes de las últimas tres décadas son corruptos, como lo afirman los
distintos medios de comunicación nacional. Cercenando de tajo el derecho que
asiste a cualquier persona de la presunción de inocencia prevista en el
artículo 29 Superior que en un aparte dice “toda persona se presume inocente
mientras no se la haya declarado judicialmente culpable”.
Hoy, la realidad es
inocultable. Por un lado, la animadversión del gobierno nacional en contubernio
con los periodistas del altiplano que nos estigmatizan y satanizan como si la
escalada corrupta no fuera genérica y sistemática a todo los niveles
institucionales en el país, como lo afirmó el fiscal General de la Nación; y
por el otro, la falta de políticas públicas certeras que ataque los crónicos
problemas estructurales que nos aquejan, ejemplo: los niños indígenas wayuu que
siguen muriendo de física inanición, no obstante las medidas cautelares
impuesta al Estado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Cidh, el
estrangulamiento financiero a que está sometida la Universidad de La Guajira,
único centro de estudio superior pública (pregrado y posgrado), donde se forman
más de 17 mil jóvenes de estrato mayoritariamente 0, 1 y 2 y el galopante
desempleo. Agravado por la crisis en el vecino país.
No apoyamos la
corrupción. Empero, quien sea sindicado de esta práctica tiene derecho a las
mínimas garantías constitucionales, “quien sea sindicado tiene derecho a la
defensa…” “… a un debido proceso público
sin dilaciones injustificadas”.
La realidad sobre
La Guajira, se cierne una espesa nube gris que no permite avizorar un futuro
distinto. Todo lo contrario, con el zarpazo a los recursos legítimos que por regalías
nos pertenecen. Hoy, nadamos en un territorio rico en hidrocarburo, sal gas,
energía eólica y nos hundimos en los indicadores más bajo en cobertura de
necesidades básicas insatisfechas (no tenemos un solo municipio, menos el
distrito con agua potable, 24 horas y 30 días al mes).
Esta problemática
que es de los guajiros la resolvemos los guajiros cuando unidos en una sola voz
nos propongamos. No creo que lo haga el centralismo bogotano. Tampoco creo que
sea a través de la regionalización de la Costa Caribe que propone Barranquilla.
Algo hay que hacer.
Ojalá sea más pronto que tarde. O tomamos como ejemplo los hermanos del Chocó y
Buenaventura que comparten con nosotros, maltrato, estigmatización, abusos,
indiferencia, exclusión social, otros. O optamos por declararnos
“independiente” del centralismo agobiante e indolente, al menos simbólicamente
mediante una consulta popular, mecanismo de participación ciudadana prevista en
el artículo 103 de la Constitución de 1991, tomando como referente lo realizado
el 1 de octubre en Brasil, donde activistas de tres estados de la región sur (Paraná,
Santa Catarina y Río Grande del Sur) sostuvieron un plebiscito simbólico que
preguntó a los ciudadanos si querían constituir un país independiente. Al final
590.636 sureños, el 7 por ciento del censo electoral en 2014, optaron por
separarse del país más grande de Suramérica”.
Seguramente, El
resultado no tendría implicación legal alguna, pero demostraría que muchos
guajiros no se sienten representados por el gobierno nacional, enlodada en
múltiples escándalos de corrupción, utilizando como distractor el rotulo
generalizado de corrupto a los guajiros, cuando en la tierra de Padilla, Negro
Robles, Arnoldo Iguarán, María Mónica Urbina, los buenos y transparentes somos
más. Los guajiros
estamos indignados.
escribió:
Ignacio Escudero Fuentes