Oriundo de
Aracataca, abogado, exalcalde de Santa Marta y exrector de la Universidad del
Magdalena, Carlos Caicedo fue uno de los impulsores de la Séptima Papeleta,
hizo parte de las listas de la Unión Patriótica para la Constituyente de 1991
y, como militante de la Corriente de Renovación Socialista, en 1994 fue vocero
nacional en el proceso de paz entre esos sectores del ELN y el Gobierno.
Su lucha contra la
dirigencia política del departamento, en la que parte de ella terminó condenada
por nexos con los paramilitares, le ha traído amenazas e incluso una medida de
aseguramiento en 2006, en un proceso por el supuesto delito de peculado por
apropiación a favor de terceros, que terminó con su absolución en 2011. Hoy
Caicedo recoge firmas para ser candidato presidencial independiente, a nombre
del movimiento Fuerza Ciudadana, convencido de que es la hora de los nuevos
liderazgos.
¿POR QUÉ METERSE EN
ESE BERENJENAL DE LA DISPUTA PRESIDENCIAL?
Porque tenemos dos
Colombia: una pobre, que es la de las regiones y que necesita tener voces que
la representen, y la que ha sido gobernada, saqueada e inmoralmente
administrada por las élites. Yo vengo de esos sectores a los que les ha tocado
partirse el lomo para salir adelante y queremos trabajar por modificar esas
condiciones de inequidad, de desigualdad, de asimetría que existen en todo el
país.
EN UN PAÍS DE
MAQUINARIAS POLÍTICAS Y DE VOTO AMARRADO, ¿CÓMO HACER QUE LA GENTE SE SUME A SU
CAUSA?
Haciendo lo que siempre
hemos hecho: hablando con ella. Así lo hicimos para poder hacer
transformaciones en la universidad y en la Alcaldía, después de estar cinco
años injustamente privados de la libertad por enfrentar a los parapolíticos.
Probamos nuestra inocencia y salimos a hablar con la ciudadanía, sin tener de
nuestro lado a un solo dirigente de junta de acción comunal, ni ediles, ni
concejales, ni diputados, ni congresistas, ni maquinaria, ni recursos. La gente
se conectó con nuestra propuesta, gobernamos enfrentando a las élites y lo
hicimos con éxito, hasta el punto que ello permitió continuidad, pues el actual
alcalde de Santa Marta pertenece a nuestra corriente. Estamos recorriendo los
pueblos del Caribe y el país y ahí lo que encontramos es pobreza, pero también
sed de justicia social.
CLARO QUE UNA COSA
ES GANAR UNA ALCALDÍA Y OTRA LA PRESIDENCIA…
Por eso hablo de
hacer una revolución ciudadana, pacífica y democrática. Hay que levantar a la
gente, que está cansada. Una revolución de las mayorías contra la inmoralidad,
el desgobierno, el saqueo de las élites. Estamos recogiendo firmas no solo para
validar nuestra candidatura, sino también para decir que sí hay opción, pero
para eso toca desprenderse de las ataduras de los políticos de siempre, que son
los que roban y dilapidan. La indignación hay que convertirla en un cambio
positivo para el país.
¿USTED LES CREE A
LAS ENCUESTAS? PORQUE POR AHORA NO APARECE EN ELLAS…
Muchas encuestas
son pagadas y manipuladas y en muchas solo incluyen algunos nombres y la gente
se pronuncia solo por esos nombres. También se hacen en pocas ciudades.
Nosotros, como digo, queremos representar a esa Colombia que precisamente nunca
es tenida en cuenta, que está cansada del abandono y el olvido. La meta es
recoger dos millones de firmas y confiamos que en ese proceso emerja nuestro
nombre en las encuestas.
¿ESTARÍA ABIERTO A
HACER ALIANZA CON PERSONAS O MOVIMIENTOS AFINES A SU IDEAL POLÍTICO?
Podríamos converger
entre distintas opciones y posibilidades siempre que haya afinidad en torno al
cambio positivo que demanda Colombia. El país necesita establecer nuevas
prioridades en su agenda pública y a mi juicio lo primero es la generación de
empleo. Lo que digo es que hay que cumplir el acuerdo de paz para dar paso a
cuatro apuestas productivas importantes, y la primera es convertir a Colombia
en una potencia turística. Quien dice que quiere hacer trizas el acuerdo, lo
que está haciendo trizas es la oportunidad de generar dos millones y medio de
puestos de empleos. Lo segundo, como una ganancia de la paz, poner a producir
el campo, con una reforma agraria con innovación, tecnología y conocimiento. Lo
tercero, generar una industria nacional fuerte, y en cuarto lugar, a través de
la innovación y la creatividad de nuestros jóvenes y su emprendimiento. Ahora,
esa convergencia tiene que darse desde la ciudadanía, que lo que espera es que
alguien defienda de verdad sus derechos.
por: Hugo García Segura