Después de caer las escasas precipitaciones del
primer semestre del 2016, el reverdecer de las plantas retornó en la parte
norte de la península, causando mucho agrado a los campesinos, indígenas y
propietarios de tierras.
Con las primeras lluvias en La Guajira se obtiene
la recuperación de la tierra reseca y la vegetación que estaba marchitada por
la falta del agua en la temporada seca.
Al disiparse el fenómeno de El Niño los
agricultores han comenzado a realizar sus siembras para obtener cosechas y
recuperarse de la crisis que azotó durante los últimos dos años.