Sin reducirse las filas de carros para lograr tanquear se encuentra toda
Riohacha, donde los conductores se llenan de paciencia para esperar el
respectivo turno y conseguir el combustible necesario en la movilización de los
vehículos.
Las colas se vuelven interminables, muchas veces después de estar dos horas
rodándose y estacionado para llegar; cuando están cerca, convencidos que lograron
el objetivo, les informan que se agotó la gasolina.
Esta crisis parece interminable para quienes son propietarios de
automotores en la ciudad y aquellos que en su laboriosidad dependen de un
carro.