Todo indica que trabajan juntas, ella recluta a las
adolescentes en el colegio donde estudia y a sus vecinas; mientras que la mamá
se encarga de doparlas y entregárselas para la prostitución en Riohacha o en
otras ciudades de la región Caribe.
La denuncia fue interpuesta por la madre y su hija de 13
años en la Unidad de Reacción Inmediata, URI de la Fiscalía General de la
Nación, en el Palacio de Justicia.
Allí también les comunicaron que el tema correspondía más
al Icbf (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar), el Caivas (Centro de
Atención e Investigación Integral a Víctimas de Delitos Sexuales) y la Policía de
Menores y Adolescencia.
Se estableció que las encargadas de vender a las menores
de edad se mudan de forma constante, como ocurrió cuando la jovencita pudo
escaparse fue con su progenitora hasta una vivienda en el barrio Cooperativo,
donde los vecinos que en un camión se llevaron todo.
Esta modalidad delictiva se conoce como trata de blancas,
que hasta el momento no se tenía registro en una institución educativa en la
capital de La Guajira.
La menor afectada aseguró que su compañera de estudio la
invitaba a irse con ella hasta su casa, indicándole que la pasarían chévere y
muy divertido, además ganaría dinero.