El fotógrafo en lo que le gusta retratar el ocaso del mar Caribe. |
Con solo hundir un simple botón y dejar congelado el
tiempo en aquel preciso momento cuando el sol se esconde para media humanidad,
detrás del horizonte y dejar en libertad a la frondosa noche; es toda una emoción
inolvidable para Franco Estrella, este mismo entusiasmo lo ha repetido
centenares de veces, permitiéndole acudir a una inevitable cita con el mar
Caribe.
Han transcurrido ya 50 años desde cuando silenciosamente
se encontraron esa primera vez: el atardecer y el fotógrafo, quienes
automáticamente quedaron convertidos en dos leales aliados.
Riohacha fue el testigo especial de esa ocasión tan
exclusiva, donde Franco a sus 19 años se topaba descarnadamente con el inmenso
océano Atlántico, en el borde arenoso de esta señorial ciudad ubicada en un
rincón del suramericano Caribe.
Franco Estrella en su actividad en el estadio Federico Serrano. |
“Es una sensación incomparable, tener en frente al más
poderoso del mundo sideral y allí ante ese espectáculo como una persona puede
quedarse sin hacer nada, para mí cada día me parece una gran belleza y por ello
saco mi cámara le disparó desde diversos ángulos”, opina el fotógrafo.
Durante las últimas cinco décadas, las reuniones se han
presentado sin previo aviso, donde cada uno llega por caminos diferentes, sin
musitar palabra alguna permanecen allí y el primero en partir es el universal
astro rey.
Franco Estrella Argote, como fue bautizado, en su natal
Buesaco (Nariño), partió de esta montañosa tierra y llegó a Barranquilla
trabajando como ebanista, tapicero y pintor, allí se quedó un año, donde
realizó sus primero pinitos en la fotografía, iniciándose esta ardorosa
vocación.
“Me compré una cámara casi desechable porque me llamaba
la atención la fotografía, me costó en ese entonces 3.000 pesos, con rollo de
doce fotos, a blanco y negro, era lo que existía; entonces retrataba paisajes y
cuando llegaba a revelar me decían que si era fotógrafo profesional, me
hablaban de buen enfoque, de ángulos y me emocionaba todo eso”, puntualiza
Estrella.
En 1964 salió a la capital del departamento de La Guajira
donde encontraría el amor hacia aquel arte que hasta ese momento era únicamente
una afición.
“Vine a Riohacha a visitar a mi hermana Irma, mi cuñado
era en ese tiempo guarda de rentas de apellido Acevedo, quienes vivían en la
esquina de la carrera 9 con la avenida La Marina y al finalizar la tarde yo me
iba con la guitarra al parque Padilla, allí conocí a Carlos Molano (fotógrafo),
quien me dijo que quería aprender a tocar y yo le dije que me gustaría tomar
fotos”, asevera Franco Estrella.
Muchos reconocimientos ha recibido el gran fotógrafo. |
Desde ese momento se formó una unión inquebrantable que
duró cinco años, Franco hoy recuerda como utilizando una lupa retocaba los
negativos con lápiz 3 B, en el estudio
de Foto Color, que estaba en la carrera Quinta, donde hoy está el edificio del
hotel Arenas.
Este nieto de un español nacido en Zaragoza, rememora que
en sus inicios le correspondió quedarse toda una noche haciendo revelado y
copiado para aprender esta disciplina artística.
“Como era nuevo en esta materia me tomaba mucho tiempo
para tener lista las 80 o 100 fotos diarias que se hacían en el día; poco
dormía me daban las seis de la mañana en esta labor, entonces me bañaba, salía
a desayunar y a las ocho estaba atendiendo a la gente. No se me olvida hacía
tres partes de agua por una de químico para que quedara expuesta la imagen”,
precisa.
Riohacha para ese entonces tenía solo dos lugares para hacer
las fotografías y el revelado, que eran Foto Arte de Ricardo Alegría y Foto
Color de Carlos Molano.
Franco Estrella con su familia en el muelle de Riohacha. |
“Era el tiempo de cuadrar bien el lente, si la persona
era morena había que abrir el diafragma en 3,5 para las personas de tez blanca,
y en 8 para la piel oscura; nos tocaba en los días calurosos que la temperatura
estaba en 25 grados, colocarle al papel en la artesa de revelado un abanico
para enfriarlas y poder entregar la fotografía a tiempo”, declara Estrella Argote.
Para 1969 este nariñense de nacimiento, pero riohachero
de alma y vida, con sus ahorros montó su propio negocio, Foto Estudio Venus,
que durante 25 años funcionó en el mismo lugar, calle Tercera entre las
carreras Quinta y Sexta.
Dentro del archivo de Franco Estrella, son muchas las
fotografías de las casas antiguas, lugares como el parque Padilla antes de la
remodelación, los paisajes, y fotos de niños y niñas de épocas pasadas que hoy
son los padres y abuelos actuales.