La pobre y vieja Riohacha, la
ciudad que pintaba ser una promisoria oferta turística, cultural y comercial
del Caribe, a la par de Cartagena, Santa Marta, Mompóx, Valledupar, La Habana y
otras más de hace 50 años, donde hacíamos contraste con ellas; pero hoy en día,
vemos como aventajadamente esas urbes aceleran su desarrollo y progreso,
dejándonos por fuera de competitividad ¿En que hemos fallado?.
Es la gran pregunta, quisiera
saber cuál generación de riohacheros falló, tengo apenas 34 años y con
seguridad puedo decir, que mi dinastía no es, porque apenas estamos comenzando
nuestra vida profesional y política.
No pierdo la esperanza que algún
contemporáneo tenga la firmeza de iniciar con el desestancamiento de esta ciudad;
por ahora nos toca soportar y sufrir los rigores y las penas de nuestros
propios fracasos sociales, producto de nuestros desaciertos políticos y
vagancias humanas, de las bonanzas mal aprovechadas y de la avaricia de algunos,
que nos han sometido a ser nominados como potencia en corrupción, seguiremos
por ahora sin norte y sin rumbo, como una ciudad anciana, acabada y con malos
albaceas, que mal administran nuestro patrimonio.
Estamos tal cual lo refleja
esta imagen de Yo amo Riohacha, incompleta deteriorada, humillada y esmuelá, sin
chapa, con unos dientes; mostrando la mala situación y la pelúa.
escribió:
Ronal Fabián Gómez
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