Continúa la muerte
de niños por causas asociadas a la desnutrición, hoy sumo 44 casos acumulados
en lo corrido de 2017, siendo el presente año el segundo con más muertes por
esta causa de los últimos ocho años, donde adicionalmente siguen apareciendo
todos los días niños con cuadros de desnutrición aguda severa en cifra que casi
llega al millar que es una clara señal de que pese a las intervenciones de
múltiples entidades y organizaciones sin ánimo de lucro, incluso organizaciones
internacionales, el problema parece no reducirse, por la simple razón de que se
sigue haciendo lo mismo, sin entenderse el problema y por ello se siguen
obtenido los mismos funestos resultados.
Y lo peor, en el
Plan de Desarrollo 2016 – 2019 de La Guajira, adoptado por ordenanza, el cual
por primera vez en la historia dejó registrada y visibilizada la dura crisis de
los niños guajiros y de sus etnias, con medición de cientos de variables que
podrían haber servido de base para empezar a desarrollar soluciones reales,
desafortunadamente fueron omitidas en el nuevo Plan de Desarrollo 2017 – 2019,
hoy vigente y que fue adoptado por decreto, trayendo como consecuencia que se
volvió a caminar a oscuras para enfrentar esta crisis que se volvió permanente.
El problema de los
niños wayuu, y ahora de los wiwas, de los koguis, arhuakos y de los afros
rurales, inclusos urbanos, y de todas las etnias en general, que son la mayoría
de la población del departamento, va más allá de la simple mortalidad o el
hambre, esas problemáticas están destapando problemas más profundos, más
estructurales sobre los cuales no se quiere hablar, ni intervenir; la solución
no es llevar sobrecitos con micronutrientes a niños que no tienen nada de
alimentos sólidos para consumir, ni tampoco se soluciona llevando mercados, esa
son soluciones de emergencia, que no pueden ser permanentes, y que de todas
formas no le están llegando a todos, porque los resultados así lo demuestran, las
soluciones deben ser de fondo donde se generen capacidades en las comunidades
para salir adelante, aquí el problema es de pobreza multidimensional, de bajo o
casi nulo desarrollo de los territorios, de desempleo y escasos si es que no
nulos ingresos familiares, de vulneración sistemática de derechos por no
facilitarle a estas poblaciones el acceso a los mínimos vitales de bienes y
servicios de que disponemos los demás colombianos.
Hablar de índices
de pobreza multidimensional en Manaure que llega a 91.5% o Uribía a 89.5%, es
hablar de una catástrofe, pero lo peor no está en que esa población este sumida
en la pobreza, lo más graves es que desde la institucionalidad y la sociedad,
sabiendo esta situación, no se haga nada para solucionarlo.
La crisis de las etnias
se terminan convirtiendo a su vez en un obstáculo en el camino del desarrollo,
generando un ciclo vicioso del que no pareciera poderse salir, no es posible
hablar de desarrollo económico y social con estas graves cifras sociales, La
Guajira continua ocupando los últimos lugares en competitividad, en educación,
en salud, en seguridad alimentaria, en empleo, etc.; donde vale la pena
preguntarnos, ¿Cómo queremos que empresas privadas se asienten en La Guajira y
generen empleo y dinamicen la economía si la mayoría de la población es pobre
extrema, mal preparada y en crisis constante?.
Acaba de salir en
Índice de Desempeño Municipal 2016 realizado por DNP, y de nuevo las cifras no
son halagadoras, entre los 1.101 municipios evaluados, de los 15 municipios de
La Guajira, solo dos municipios se ubican en posiciones satisfactorias, 13
están entre el grupo del 50% con menor desempeño, y de estos seis están en los
últimos 100 puestos de este ranking, donde claramente las variables salud,
educación, vivienda, servicios públicos, seguridad, eficiencia fiscal, influyen
mucho en estos resultados.
Sin embargo, lo
peor está un porvenir, ante la intervención de que fue objeto la salud, la
educación y el agua en La Guajira, y los desastrosos resultados generados por
la misma en salud y educación, la medición de desempeño integral de los
municipios que se haga con respeto al año 2017 dará resultados mucho más
negativos que los aquí expuestos respecto al año 2016.
Nos urge formular
varios planes estratégicos que superen los límites de los propios planes de
desarrollo cuatrienales, unos planes de largo plazo, consensuados y concertados
y de carácter vinculante para todos en La Guajira.
Estos serían cinco:
plan de Garantías de los Derechos de los Niños guajiros, plan adaptación al
Cambio Climático de La Guajira, plan para Erradicar la Pobreza Extrema del
Departamento, plan para Garantizar la
Seguridad Alimentaria en La Guajira, y plan para Acelerar el Desarrollo
Económico del Departamento.
Todos estos planes
estarán interconectados, unos impactaran en los otros, por eso deben
desarrollarse simultáneamente, defiendo actores, cronogramas,
responsabilidades, fuentes de recursos, etc.
Lo único cierto, que
vuelvo y lo repito en este escrito, que si seguimos caminando a oscuras no llegaremos
a ninguna parte, y si seguimos haciendo lo que siempre hemos hechos, seguiremos
teniendo los malos resultados que estamos obteniendo todos los años, y nunca
saldremos de este atolladero, y posiblemente dentro de cinco o 20 años, estemos
repitiendo lo mismo que estamos diciendo hoy en día.
escribió:
Mauricio Ramírez Álvarez
administrador
público