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lunes, 11 de diciembre de 2017

HACE VARIOS AÑOS ADVERTÍAMOS SI SIGUEN LO MISMO, SEGUIRÍAMOS OBTENIENDO EL MISMO RESULTADO.

Continúa la muerte de niños por causas asociadas a la desnutrición, hoy sumo 44 casos acumulados en lo corrido de 2017, siendo el presente año el segundo con más muertes por esta causa de los últimos ocho años, donde adicionalmente siguen apareciendo todos los días niños con cuadros de desnutrición aguda severa en cifra que casi llega al millar que es una clara señal de que pese a las intervenciones de múltiples entidades y organizaciones sin ánimo de lucro, incluso organizaciones internacionales, el problema parece no reducirse, por la simple razón de que se sigue haciendo lo mismo, sin entenderse el problema y por ello se siguen obtenido los mismos funestos resultados.
Y lo peor, en el Plan de Desarrollo 2016 – 2019 de La Guajira, adoptado por ordenanza, el cual por primera vez en la historia dejó registrada y visibilizada la dura crisis de los niños guajiros y de sus etnias, con medición de cientos de variables que podrían haber servido de base para empezar a desarrollar soluciones reales, desafortunadamente fueron omitidas en el nuevo Plan de Desarrollo 2017 – 2019, hoy vigente y que fue adoptado por decreto, trayendo como consecuencia que se volvió a caminar a oscuras para enfrentar esta crisis que se volvió permanente.
El problema de los niños wayuu, y ahora de los wiwas, de los koguis, arhuakos y de los afros rurales, inclusos urbanos, y de todas las etnias en general, que son la mayoría de la población del departamento, va más allá de la simple mortalidad o el hambre, esas problemáticas están destapando problemas más profundos, más estructurales sobre los cuales no se quiere hablar, ni intervenir; la solución no es llevar sobrecitos con micronutrientes a niños que no tienen nada de alimentos sólidos para consumir, ni tampoco se soluciona llevando mercados, esa son soluciones de emergencia, que no pueden ser permanentes, y que de todas formas no le están llegando a todos, porque los resultados así lo demuestran, las soluciones deben ser de fondo donde se generen capacidades en las comunidades para salir adelante, aquí el problema es de pobreza multidimensional, de bajo o casi nulo desarrollo de los territorios, de desempleo y escasos si es que no nulos ingresos familiares, de vulneración sistemática de derechos por no facilitarle a estas poblaciones el acceso a los mínimos vitales de bienes y servicios de que disponemos los demás colombianos.
Hablar de índices de pobreza multidimensional en Manaure que llega a 91.5% o Uribía a 89.5%, es hablar de una catástrofe, pero lo peor no está en que esa población este sumida en la pobreza, lo más graves es que desde la institucionalidad y la sociedad, sabiendo esta situación, no se haga nada para solucionarlo.
La crisis de las etnias se terminan convirtiendo a su vez en un obstáculo en el camino del desarrollo, generando un ciclo vicioso del que no pareciera poderse salir, no es posible hablar de desarrollo económico y social con estas graves cifras sociales, La Guajira continua ocupando los últimos lugares en competitividad, en educación, en salud, en seguridad alimentaria, en empleo, etc.; donde vale la pena preguntarnos, ¿Cómo queremos que empresas privadas se asienten en La Guajira y generen empleo y dinamicen la economía si la mayoría de la población es pobre extrema, mal preparada y en crisis constante?.
Acaba de salir en Índice de Desempeño Municipal 2016 realizado por DNP, y de nuevo las cifras no son halagadoras, entre los 1.101 municipios evaluados, de los 15 municipios de La Guajira, solo dos municipios se ubican en posiciones satisfactorias, 13 están entre el grupo del 50% con menor desempeño, y de estos seis están en los últimos 100 puestos de este ranking, donde claramente las variables salud, educación, vivienda, servicios públicos, seguridad, eficiencia fiscal, influyen mucho en estos resultados.
Sin embargo, lo peor está un porvenir, ante la intervención de que fue objeto la salud, la educación y el agua en La Guajira, y los desastrosos resultados generados por la misma en salud y educación, la medición de desempeño integral de los municipios que se haga con respeto al año 2017 dará resultados mucho más negativos que los aquí expuestos respecto al año 2016.
Nos urge formular varios planes estratégicos que superen los límites de los propios planes de desarrollo cuatrienales, unos planes de largo plazo, consensuados y concertados y de carácter vinculante para todos en La Guajira.
Estos serían cinco: plan de Garantías de los Derechos de los Niños guajiros, plan adaptación al Cambio Climático de La Guajira, plan para Erradicar la Pobreza Extrema del Departamento,  plan para Garantizar la Seguridad Alimentaria en La Guajira, y plan para Acelerar el Desarrollo Económico del Departamento.
Todos estos planes estarán interconectados, unos impactaran en los otros, por eso deben desarrollarse simultáneamente, defiendo actores, cronogramas, responsabilidades, fuentes de recursos, etc.
Lo único cierto, que vuelvo y lo repito en este escrito, que si seguimos caminando a oscuras no llegaremos a ninguna parte, y si seguimos haciendo lo que siempre hemos hechos, seguiremos teniendo los malos resultados que estamos obteniendo todos los años, y nunca saldremos de este atolladero, y posiblemente dentro de cinco o 20 años, estemos repitiendo lo mismo que estamos diciendo hoy en día.

escribió:
Mauricio Ramírez Álvarez
administrador público

miércoles, 1 de noviembre de 2017

SITUACIÓN DE POBREZA EN LA GUAJIRA NO DA MÁS, ES UNA BOMBA A PUNTO DE ESTALLAR

Las cifras ratifican lo que diferentes actores e investigadores venimos repitiendo hasta el cansancio a través de diferentes medios hablados y escritos, la pobreza de nuestras comunidades han alcanzado niveles inimaginables, estamos aportas de ser un territorio fallido, generando escenarios que afectan la institucionalidad del Estado colombiano y minan la confianza en nuestras instituciones y en el cual siempre pierden los más débiles.
Somos una sociedad mal contabilizada, donde ni siquiera sabemos cuántos somos, ocupando un territorio amenazado por la pérdida de capacidad de sustentabilidad e incapaz incluso de producir su propio alimento, amenazado por el cambio climático, la desertificación del territorio, y la minería extensiva, la pérdida de fuentes de agua y la desaparición de vocaciones económicas alternativas que generen oportunidades para todos.
Según cifras oficiales, el 58% de la población urbana se encuentra en situación de pobreza y un 25% en línea de pobreza extrema, pero a la población rural no le va mejor, el índice de pobreza multidimensional de La Guajira rural está en el 84%, llegando a extremos como Manaure donde este indicador alcanza el 91.2%, Dibulla con el 90.0%, Uribia con el 89.5%, Maicao con el 88.1%, Riohacha con el 81.9%, siendo estos municipios del norte donde se concentra el 78% de la población del Departamento (ver Censo Nacional Agropecuario).
Estas cifras se reflejan a su vez en los últimos resultados de la medición de empleo del Dane que señalan que el desempleo en Riohacha a septiembre de 2017 subió a 13.5% y la tasa de informalidad laboral alcanzó el 61,1%.
Sumémosle a esto la llegada masiva de población venezolana que huye de la crisis del vecino país, y que se ha asentado en La Guajira acrecentando mucho más la crisis.
Adicionalmente continúa la crisis humanitaria de niños y niñas que siguen muriendo por causas directas o asociadas a la desnutrición, las muertes maternas o los nacimientos de niños con baja talla y peso, que se explica en gran medida por los altos índices de pobreza en que viven nuestras comunidades.
Blanco es y gallina lo pone, dice el dicho, si una familia no tiene ingresos, si no tiene ingresos no puede comprar comida y si no compran comida pasan hambre, así de sencillo; entonces, la solución está en atacar la pobreza, para que las familias tengan ingresos y oportunidades y así puedan garantizar su bienestar general, y esa es en esencia, la función del Estado colombiano, tanto a nivel nacional, departamental como municipal.
La pregunta es: como lo hacemos?, como reducimos los niveles de pobreza y pobreza extrema?, como garantizamos derechos a nuestra población?.
Lo primero es convocar a todos los actores que tienen algún nivel de responsabilidad en el problema y sentarse a reconocer que la pobreza existe y que es una de las principales variables generadoras de la crisis guajira, en fundamental reconocer que está presente.
Lo segundo es dimensionarlo, lo que ya está hecho, hay mucha información útil que se puede aplicar de inmediato.
Lo tercero es diseñar una hoja de ruta, un plan marco de intervención, porque algunas variables para transformar estas realidades requerirán de acciones de corto y mediano plazo pero otras más estructurales serán de largo plazo.
Lo difícil será definir cuál será la o las estrategias, para ello hay que buscar actores que puedan generar ideas, si definitivamente no se encuentran en el territorio, habrá que buscarlas a nivel nacional y sí aun así no surgen habrá que buscarlas a nivel internacional, traer consultores especializados que aporten al diseño de esa hoja de ruta o plan macro, el nombre es lo de menos, para ello se puede pedir cooperación de la ONU, el Pnud, la Unicef, la Cepal, etc.; lo único cierto es que no nos podemos quedar cruzados de brazos viendo cómo se nos deteriora día a día nuestras sociedad y como nuestras comunidades caen cada día más en la crisis.
Convoquemos amigablemente al gobierno nacional, a los ministros, pero con propuestas e ideas serias, concretas y estructurales. Todo esto debe hacerse manejando los temas de la interculturalidad y de la multietnicidad de La Guajira.
En tal sentido, convoco a la Gobernación, a las Alcaldías, a las entidades descentralizadas, a la Asamblea Departamental y los Concejos Municipales, a la academia, a los centros de pensamiento, al empresariado, a que se convoquen, hagan un gran acuerdo social, y se comprometan a trabajar en equipo, a apartarse de pasiones políticas y celos profesionales, a trabajar como uno solo, para lograr superar este reto.
En tiempo de crisis es cuando debemos mostrar lo mejor de nosotros mismos, sacar a flote nuestras capacidades, ese debe ser el compromiso, se lo debemos a nuestras familias, a nuestros hijos, a nuestros vecinos y a nosotros mismos.

escribió:
Mauricio Ramírez Álvarez
administrador público, investigador temas sociales y étnicos
@mauricioadmpub

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