Solo tienen
una fórmula para obtener ingresos en ocasiones para llevar a sus familias al
otro lado de la frontera o para pagar sus gastos donde residen mientras logran
su estabilidad laboral en esta parte del territorio nacional.
En cualquier esquina,
o calle, es fácil encontrar a los nacidos en Venezuela realizando un rebusque,
consistente en comercializar o trabajar en la labor más difícil para
sobrevivir.
Lo único es
que la mayoría de las veces desplazan la mano de obra de los colombianos,
quienes en muchas ocasiones deben ocuparse en trabajos fatigadores para ganarse
algún dinero.
Ya no es solo
la albañilería, la venta de productos venezolanos y la prostitución, las tareas
que desarrollan los procedentes del vecino país, sino que aceptan cualquier
quehacer.
Hoy puede vérseles
vendiendo de manera informal: cuadros, pan, floreros, salchichón, aceite para
carros, agua, confites, pasteles, entre otros; como también trabajan de:
meseros, peluquería, recolectores de inservibles, cocineros, latoneros,
zapateros y muchas más.