De niño el primer súper héroe en la vida de todo
hombre es nuestro papá, en mi caso, desde niño quise ser abogado y me imaginaba
al crecer siendo como él, a los 6 años de edad mis mejores amigos eran los
amigos de mi viejo, ya debatía con ellos sobre la Constitución Política y la
problemática que vivíamos a nivel nacional.
Era
escogido en el colegio para realizar los discursos en cada acto cívico, contaba
con el mejor asesor, detrás de bambalinas estaba quien me los redactaba para
que públicamente los expresara, mi super héroe era un hombre muy católico y
entregado a la Virgen de los Remedios y me inculcó la importancia de llevar a
Dios en mi corazón, siempre se preocupó por mi mamá, por mis hermanos y por sus
nietos.
Como
amigo era incondicional a todo al que pudo servirle lo hizo con mucho amor, como
dirigente político fue excepcional y siempre luchó por los intereses de los
riohacheros, como profesional supo el valor de la lealtad y de la fidelidad a
su carrera y siempre nos enseñó la importancia de la dignidad y del buen
nombre.
Mi
súper héroe me transmitió la importancia y la necesidad de tener sentido de
pertenencia por mi tierra, me demostró que sí podemos ser excelentes padres de
familia siguiendo el ejemplo de San José, me enseñó en compañía de mi madre el
significado de la humildad, la capacidad de desprendimiento y de servicio.
Hoy
me esfuerzo diariamente por entregarle a mi hijo lo mejor y por ser ese súper
héroe para él, le he transmitido con mucho cariño los valores éticos y morales
para hacer de él una excelente persona.
Desafortunadamente
y a diferencia de los héroes de Marvel y de DC Cómics, mi súper héroe no era
inmortal, pero su espíritu, sus enseñanzas, sus mamaderas de gallo son eternas
y aún se mantienen vivas, cuando veo a mi mamá, a Lilia, a Julieta, a Mery, a Ricardo,
cuando veo a mis sobrinos y en especial
a mi hijo que es el reflejo de su abuelo, cuando veo a Rambo y a Cheito en la
calle, cuando paso por el parque, cuando llega el 2 de febrero, en fin son
muchas las personas, los sitios y mi memoria quien me ata a vivir con tú imagen
en mis pensamientos y en mi corazón.
Hoy
han transcurrido 3 años y 6 meses de su partida, pero cada día que pasa me
siento más orgulloso de llevar tu nombre y de haber nacido en el seno del hogar
que conformaste con mi señora madre.
Diariamente
le pido a Dios, por tu alma, que la mantenga siempre sonriente y feliz y de
corazón cuando te visito en el cementerio te pido que no te olvides de mi mamá,
de mis hermanos y de mi, como nosotros hemos prometido no olvidarte.
Hoy
en el día del padre, te deseo el mejor de los días, que lo disfrutes en el
cielo en compañía de mis abuelos, de tus amigos y demás familiares al lado de
la presencia de Nuestro Señor Jesucristo.
A
todos mis amigos los invito a valorar a su super héroe en vida, porque como
dice mi mamá “no hay muerto malo” y “después de muerto para qué”
Papi,
gracias infinitas gracias, te amo y te amaré hasta el día de mi partida, donde
orgullosamente espero volver a encontrarte y disfrutar de ti.
Eternamente
serás mi ángel, como me lo dijo Álvaro José, la noche de tu fallecimiento, “Papi
no llores más, mi abuelo está con Dios en el cielo, mirándote y protegiéndote”.
por:
Álvaro Romero Hurtado