Está considerado
como el fenómeno del siglo, único en décadas, y los extremistas dicen que es un
evento del fin del mundo, donde también se difunden las prevenciones, que hace
recordar cómo fue en Riohacha el último
eclipse total de sol.
Aquel 11 de agosto
de 1999, contó con unas previas recomendaciones que se convirtieron en
advertencias, que llenaron de temor al recibir los no acostumbrados boletines de
prevención.
Días antes el
comité de prevención y atención de desastres se reunieron y autorizaron
establecer la difusión de una serie de avisos, que no fueron tomados como
simple información, sino que se avecinaba una tragedia.
La recomendación
más constante es no dirigir la mirada hacia el sol de forma directa, en
aquellos momentos para finalizar el siglo XX hubo un oportunista que dio una
marca de gafas, que eran especiales para admirar el acontecimiento atmosférico.
Para los noticieros
y radiorevistas cada ciudadano en la capital de La Guajira debía tomar sus
preocupaciones, incluso se sugirió estar en sus casas u oficinas
preferiblemente y no en las calles.
La tensión fue tan
alta que muchas personas se volvieron expertas en que debía hacerse y en que no,
concluyendo en cada esquina, tienda, transporte colectivo y por llamadas que se
recluyeran en sus viviendas y no se asomaran.
Y esas advertencias
se hicieron de forma literal, se cumplió a cabalidad, nadie desobedeció. A las
10 y 30 de la mañana de ese miércoles los taxis, buseticas y carros en general
emprendieron veloz carrera desocupando los escenarios públicos y todo mortal en
Riohacha tenían una misión casi en estampida de ir a casa.
Aunque no hubo
resolución de día cívico, muchos fueron los empleados de la Gobernación,
Alcaldía, Corpoguajira, y otras entidades del estado que no fueron a trabajar.
Volviendo al 2017,
así como el pasado viernes 18 de agosto, se regó que apagaran los celulares,
tabletas y computadoras entre las 12 y 30 de la madrugada hasta las 3 y 30 y
debía ubicarlas distantes del cuerpo durante ese horario, esta vez se anunció
una lluvia de rayos cósmicos, que estaría pasando muy cerca de la tierra y
produciría una radiación altísima y causaría daños irreparables en el cerebro.
Todas estas
explicaciones y avisos sin proponérselos van rodeadas de temor y muchos las
reciben quedando convencidos que llega el apocalipsis.