La corrupción en
Colombia, está en su máxima expresión. Así lo reflejan las noticias nacionales
y los organismos de control, como Fiscalía, Procuraduría, Contraloría y los
medios de comunicación, incluida las redes sociales. Son contadas las entidades
de la estructura del Estado que escapan a este flagelo. Entre ellas, Coldeportes.
Este ente del orden
nacional de la rama ejecutiva del Estado, elevada recientemente a la categoría
de Departamento Administrativo, adscrito al Ministerio de Cultura -antes
Educación- hasta cuando terminé de escribir el artículo -no se conoce hechos de
corrupción en el manejo de los recursos públicos destinados a la preparación, organización
y realización de los eventos deportivos con miras a la preparación optima de
nuestros deportistas que nos representaran en los eventos internacionales– está
en el ojo del huracán.
No por corrupción.
Tampoco por ineficiente. Sino por el recorte de más del 60% del presupuesto
para el año 2018, anunciado por el flamante Ministro de Hacienda, que al igual
que su jefe no solo evidencian un total desconocimiento del deporte, sino los
logros históricos obtenidos en los anteriores Juegos Olímpicos.
No es convincente
el argumento del alto gobierno cuando dice “el apoyo a los deportistas se
mantiene. Habrá recorte en infraestructura…”. Cuando hablar de preparación,
competición y la infraestructura deportiva son lo mismo. La una depende de la
otra; son siameses.
Las manifestaciones
de descontento a la decisión anunciada generaron reacciones de rechazo generalizado, sobre todo,
deportistas élites que, con trabajo, dedicación, perseverancia y pundonor
deportivo pusieron en alto el nombre de Colombia. Indiscutiblemente sus mejores
embajadores.
Después de los excelente
resultados obtenidos de los Juegos Olímpicos de Río 2016, -han sido los mejores
de la historia para Colombia- Se lograron tres medallas de oro, dos de plata y tres
de bronce. Se esperaba para el año 2018, cuando el cronograma apuntaba a que
los atletas colombianos participarían en los Juegos Suramericanos en
Cochabamba, Bolivia, y los Centroamericanos y del Caribe, en Barranquilla, el
gobierno nacional hace anuncio del excesivo recorte al deportes lo cual
presagia además de desinterés, gran deserción de deportistas que tienen en la
actividad sus sueños: el futuro de su familia y llevar al podio la tricolor de
Colombia.
De acuerdo a
Baltazar Medina, presidente del Comité Olímpico Colombiano, es que los
deportistas nacionales se quedarían sin la posibilidad de asistir a los Juegos
Sudamericanos 2018, trastocando los planes de los atletas que ya iniciaron su
ciclo olímpico pensando en Tokio 2020. Este recorte “es ofensivo para el
deporte nacional, que tan buena imagen le está brindando al país”, enfatizó.
"Es triste y
lamentable darnos cuenta que al deporte se le recorta el 66 por ciento de su
presupuesto, lo que significa más sueños frustrados y lo que significa falta de
oportunidades para la juventud", comenta el pesista Óscar Figueroa,
medalla de oro en Río 2016.
"Las figuras
del deporte nacional necesitan más recursos para unir más al país y darle más
alegrías a Colombia", dijo la bicicrosista antioqueña Mariana Pajón.
El astro del futbol
colombiano Carlos El Pibe Valderrama, quien no solo está indignado sino emputado
–con justa razón– a su estilo manifestó “El deportista colombiano para el
gobierno no sirve para un culo”.
Presidente, pare
bola, escuche a nuestros ídolos. No cometa el exabrupto de cercenar los sueños
olímpicos a nuestros jóvenes y de contera la única imagen rescatable de
Colombia en el concierto internacional. Mantener la decisión más que una
chambonada es un desacierto institucional que más temprano que tarde la
historia se lo cobrará con creses, el golpe bajo anunciado a los deportistas.
escribió:
Ignacio Escudero Fuentes
Exfutbolista de la
Selección Colombia, Chile 1974