miércoles, 17 de mayo de 2017

NEGOCIOS POLÍTICOS PERSONALES SON UN VENENO PARA LA SOCIEDAD

La Guajira en estos momentos de profunda crisis política, moral, institucional, de credibilidad y de gobernabilidad, necesita un nuevo rumbo. Que no es fácil, no es fácil. Se necesitan muchas cosas, y entre ellas, la más importante; una nueva actitud de nosotros sus moradores, y electores de un paradigma que ya se agotó y nos dejó en el fondo del barro.
Nada hacemos si seguimos eligiendo a los mismos con las mismas maneras, y peor aún, algún día de cuya fecha no querrán acordarse, pasaremos por la guillotina inocente de una mirada verduga,  reclamante, inquisidora, y casi hasta suplicante de un… ¿Abuelo, por qué?
Nosotros ya no tenemos mucho que perder, ni casi qué ganar. En cambio ellos tienen todo en riesgo alto, hasta sus vidas. La diferencia es que ellos están en su plena primavera, nosotros en nuestros otoños, y si nos queda algo de dignidad otoñal y de sosegado y último arrojo, no permitamos que la contaminación y la suciedad les infecten sus límpidas almas.
Debemos desafiar y atajar las manías perversas y siniestras de quienes nos explotan políticamente, y que vienen todas las temporadas y de todas las partes de Colombia con dineros inciertos e indeclarables a comprar votos a La Guajira, sembrando así la semilla de la corrupción y la degeneración moral en la mente provinciana del raso elector, y peor aún, de nuestros dirigentes.
Igual que antaño, cuando desde el interior sembraron la cultura traqueta, cuando la plata narco corrompió las tierras que nos alimentaban, y nuestros campesinos y juventudes irreversiblemente perdieron su inocencia, hoy, otra vez, vuelven imponiendo e insistiendo en la cultura de la plata fácil, la cultura de la corrupción, hasta el degradante punto de que la compra venta de votos ya hace parte de nuestra normalísima cultura ciudadana.
El hambre, esa bruta sensación animal, que humilla al cuerpo y a la mente, sobre todo la de los hijos, produce emociones y sentimientos salvajes que empujan a las masas, a las más pobres por cierto, a hacer imposibles, ya que el rebusque en el chance, en los minutos, en el mototaxismo, no aguantan. Entonces viene el lenocinio, la droga, el pillaje, ‘la vuelta’ en la moto y en ‘el cruce’, y así, el delito famélico, la violencia, la inseguridad, y el hacinamiento de cárceles terminan siendo la regla.
Y como el desempleo, la pobreza y la miseria son la materia prima del círculo ominoso ese, que complementa y alimenta la opresión y el dominio de esas corruptelas, no va a ser fácil atajar la marabunta de hormigas arrieras de compra votos que va a venir. Pero si entendemos dos cosas, las cosas pueden ser diferentes: una, que el  hambre y todas las miserias de La Guajira aumentan con la venta de su poder político; y dos, que el político que esté haciendo campaña a un candidato foráneo, hizo un negocio político que solo lo favorece a él, a su personalísimo bolsillo, no lo duden ni un instante, es un negocio político personal.
Y, si vuelve a ocurrir que La Guajira se queda sin senadores, después no se quejen que desde el interior, y de otras partes del país, los industriales de la gran política, esos mismos que vienen a comprar votos, nos traten, con la alcahuetería de la gran prensa nacional, en la forma vil y virulenta como ahora nos tratan: intervencionismo tipo imperio, matoneo y difamación calumniosa al estilo Pilatos, despojo de riquezas y de oportunidades como en la colonia extractiva. Y como si fuera poco, desprecio y humillación tipo esclavitud.
Así las cosas, La Guajira además de políticos honestos y con mucho conocimiento regional y de sus apremiantes e inaplazables necesidades, se requiere verdaderos y carismáticos transformadores de su sociedad, con pensamientos, comprensión y actitudes que incluya nuestros problemas económicos, sociales, políticos y humanos, en el contexto de un mundo globalizado, que les permita con suficiencia política y claridad académica, y talla moral, dar los grandes pasos y debates, ya en el Congreso de la República, en escenarios internacionales o regionales. 
La Guajira necesita voces autorizadas y ecos creíbles que retumben y resuenen en oídos propios y extraños. Ya está bueno, la ‘Dama Reclinada’, la majestuosa, está muy ultrajada, ya es cuestión de orgullo de patria chica. En esta línea de pensamientos, esta nueva élite moderna y bien educada que proponemos, debe entender que el problema ya no es solamente político, sino también cultural, porque la sociedad guajira lo que perdió fue el rumbo, se quedó sin brújula, está ciega y sorda topetando en la oscuridad, y necesita luces para reencontrar el camino perdido de los viejos abuelos, pero con la iluminación de sus hijos más brillantes, porque Colombia entera nos tiene a menos: los más corruptos, desclasados, ignorantes, politiqueros, y brutos; y los que más necesitamos que nos gobiernen.
Hagámoslo, no todo lo hemos jugado, no todo lo hemos apostado, no todo lo hemos perdido, juguemos por ellos este partido para que podamos mirar sus inocencias y decirles, hijos: el tiempo está hecho de futuro y el futuro es de ustedes, ahí lo tienen.
P.D. y que quede claro, no estamos buscando culpables, todo lo contrario, lo que se quiere es no repetir esos errores tan costosos.

escribió:
Stevenson Marulanda Plata

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