martes, 18 de abril de 2017

POR UNOS SANTOS OLEOS

El padre Oñate: el mismo contaba que en cada pueblo donde llegaba y 
se radicaba le arrecostaban
un remoquete. Decía: en Becerril 
me pusieron Cosita linda, en Fonseca 
me decían El divino rostro y ahora en Urumita me dicen es La tortuga ninja.
Álvaro Becerra Murgas.
Fonseca, conocida más como la Tierra de cantores, cuna adoptiva del maestro Carlos Huertas Gómez, quien la hizo conocer en el mundo entero con la canción costumbrista, El cantor de Fonseca; canto que ha recorrido el universo musical vallenato y otros ritmos, como la salsa, el merengue y ha compenetrado a los grandes conservatorios musicales, en donde agrupaciones de renombrados éxitos lo han interpretado orquestalmente, traspasando los limites impensables de su autor.
A este territorio, en el año de 1972, llegó el reverendo sacerdote Luis Carlos Oñate Padilla, quien ya traía de apodo Cosita linda (me dice Alfonso Choncha Rincones Daza, que ese sobrenombre se lo puso Antonio José Claret Pérez Matos, más conocido como El biato Pérez, contrastando con lo que expresa el escritor Becerra Murgas.
El reverendo padre Oñate estaba descansando en la casa cural, después de un día agitado, de misas y de entierros, se encontraba maltratado y muy cansado cuando sintió que alguien tocaba la puerta con angustia y lo llamaba por su nombre…padre Oñate, padre Oñate. Él contestó, ¿Quién es, qué quieres? La persona respondió, padre soy José Carlos Sierra el hijo de Juana Molina, quien le manda a decir que mi papá se está muriendo y necesita que usted le rece los santos oleos, porque ya el él está en las últimas, que por favor se apure.
Se alistó rápidamente el reverendo y emprendieron el camino hacia la morada de la señora Molina, la cual quedaba un poco retirada, ese trayecto tenían que recorrerlo a píe, antes abrieron la iglesia y recogieron los elementos necesarios para hacer el rito cristiano.
Había muy pocos carros en Fonseca, eran aproximadamente las 10:15 de la noche del día 16 de junio del año 1975, un lunes frio a esa hora nocturna. En esa época de la bonanza marimbera.
Además la gente se acostaba temprano por temor a las balaceras que a veces se formaban entre la policía y los traficantes de la hierba maldita. En la diligencia se demoraron como hora y media.
Cuando el padre llegó a la casa, prácticamente el marido de Juana estaba boqueando y no hubo tiempo sino de rezarle un poco y acompañarlo al descanso eterno. Terminada la actividad se quedó un rato más y rezó el santo rosario, acompañado de los vecinos quienes muy acuciosos trataban de ayudar a arreglar la casa, otros hacían café y trataban de colaborar en algo para manifestar la solidaridad con la familia afectada.
Alrededor de las 11:50 p.m. el padre llamó al muchacho que lo fue a buscar, para que lo acompañara de vuelta a la casa cural. Se pusieron de acuerdo para regresar por la carretera, que estaba iluminada y era más seguro. Cuando pasaban por el frente del teatro Iris, José Carlos le dice al padre Oñate que si no le gustaría comerse unos pastelitos o carimañolas, que a esa hora todavía estaban las mesas de Isabel y de Alicia La mondonguera.
El padre aceptó la invitación y se acercaron donde la primera, saludaron muy amablemente y cada uno agarró lo que mejor le apetecía. Al lado opuesto de la mesa, alumbrada con una lámpara de querosene, estaba un borracho tomándose una sopa de mondongo. Cuando el sacerdote saludo, el tipo ensombrerado, se echó éste para atrás y miro fijamente al padre, sin saber de quien se trataba. Lo observó de pies a cabeza y le dijo: ¡Verga primo! usted si se parece al cura de aquí ¡es igualito!
El padre Oñate asombrado, no respondió y quedó con la empanada en la boca. Y el tipo le volvió a decir, ¡claro primo son bastante parecidos, pero el cura de aquí es más feo que usted! Las personas que estaban cerca soltaron una carcajada y el padre no terminó de comerse la empanada y se fue para la casa cural, sin bosticar ni una palabra. Cuando iba como a diez metros de distancia, vuelve el borracho y le grita ¡Y son es igualitos de feos!
Para la información de los lectores tengo que expresar que el clérigo, es el cura que más tiempo ha durado en el municipio de Fonseca, desde 1972, hasta 1991, lo que significa que este sacerdote estuvo de cura en la Tierra de cantores 19 años consecutivos. Dónde su fama se extendió de tal manera que este paisano era comentario de hoy y de todos los días.

escribió:
Armando Olmedo Larrazábal

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