se radicaba le arrecostaban
un
remoquete. Decía: en Becerril
me pusieron Cosita
linda, en Fonseca
me decían El divino rostro y
ahora en Urumita me dicen es La tortuga ninja.
Álvaro Becerra Murgas.
Fonseca, conocida
más como la Tierra de cantores, cuna adoptiva del maestro Carlos Huertas Gómez,
quien la hizo conocer en el mundo entero con la canción costumbrista, El cantor
de Fonseca; canto que ha recorrido el universo musical vallenato y otros
ritmos, como la salsa, el merengue y ha compenetrado a los grandes
conservatorios musicales, en donde agrupaciones de renombrados éxitos lo han
interpretado orquestalmente, traspasando los limites impensables de su autor.
A este territorio,
en el año de 1972, llegó el reverendo sacerdote Luis Carlos Oñate Padilla, quien
ya traía de apodo Cosita linda (me dice Alfonso Choncha Rincones Daza, que ese sobrenombre
se lo puso Antonio José Claret Pérez Matos, más conocido como El biato Pérez, contrastando
con lo que expresa el escritor Becerra Murgas.
El reverendo padre
Oñate estaba descansando en la casa cural, después de un día agitado, de misas
y de entierros, se encontraba maltratado y muy cansado cuando sintió que
alguien tocaba la puerta con angustia y lo llamaba por su nombre…padre Oñate, padre
Oñate. Él contestó, ¿Quién es, qué quieres? La persona respondió, padre soy
José Carlos Sierra el hijo de Juana Molina, quien le manda a decir que mi papá
se está muriendo y necesita que usted le rece los santos oleos, porque ya el él
está en las últimas, que por favor se apure.
Se alistó rápidamente
el reverendo y emprendieron el camino hacia la morada de la señora Molina, la
cual quedaba un poco retirada, ese trayecto tenían que recorrerlo a píe, antes
abrieron la iglesia y recogieron los elementos necesarios para hacer el rito
cristiano.
Había muy pocos
carros en Fonseca, eran aproximadamente las 10:15 de la noche del día 16 de
junio del año 1975, un lunes frio a esa hora nocturna. En esa época de la
bonanza marimbera.
Además la gente se
acostaba temprano por temor a las balaceras que a veces se formaban entre la
policía y los traficantes de la hierba maldita. En la diligencia se demoraron
como hora y media.
Cuando el padre
llegó a la casa, prácticamente el marido de Juana estaba boqueando y no hubo
tiempo sino de rezarle un poco y acompañarlo al descanso eterno. Terminada la actividad
se quedó un rato más y rezó el santo rosario, acompañado de los vecinos quienes
muy acuciosos trataban de ayudar a arreglar la casa, otros hacían café y
trataban de colaborar en algo para manifestar la solidaridad con la familia
afectada.
Alrededor de las
11:50 p.m. el padre llamó al muchacho que lo fue a buscar, para que lo
acompañara de vuelta a la casa cural. Se pusieron de acuerdo para regresar por
la carretera, que estaba iluminada y era más seguro. Cuando pasaban por el
frente del teatro Iris, José Carlos le dice al padre Oñate que si no le
gustaría comerse unos pastelitos o carimañolas, que a esa hora todavía estaban
las mesas de Isabel y de Alicia La mondonguera.
El padre aceptó la
invitación y se acercaron donde la primera, saludaron muy amablemente y cada
uno agarró lo que mejor le apetecía. Al lado opuesto de la mesa, alumbrada con
una lámpara de querosene, estaba un borracho tomándose una sopa de mondongo.
Cuando el sacerdote saludo, el tipo ensombrerado, se echó éste para atrás y
miro fijamente al padre, sin saber de quien se trataba. Lo observó de pies a
cabeza y le dijo: ¡Verga primo! usted si se parece al cura de aquí ¡es
igualito!
El padre Oñate
asombrado, no respondió y quedó con la empanada en la boca. Y el tipo le volvió
a decir, ¡claro primo son bastante parecidos, pero el cura de aquí es más feo
que usted! Las personas que estaban cerca soltaron una carcajada y el padre no
terminó de comerse la empanada y se fue para la casa cural, sin bosticar ni una
palabra. Cuando iba como a diez metros de distancia, vuelve el borracho y le
grita ¡Y son es igualitos de feos!
Para la información
de los lectores tengo que expresar que el clérigo, es el cura que más tiempo ha
durado en el municipio de Fonseca, desde 1972, hasta 1991, lo que significa que
este sacerdote estuvo de cura en la Tierra de cantores 19 años consecutivos.
Dónde su fama se extendió de tal manera que este paisano era comentario de hoy
y de todos los días.
escribió:
Armando Olmedo Larrazábal