En una parranda en
Fonseca, amanecidos, entre otros, se encontraban tres amigos: Emerson la Joya
Marulanda Plata, Wilmar Pollón Ramírez Brito y Fadul Comandante Rincones
Martínez, contentos y “enmaicenados”, departían lo más de sabroso, cuando de
repente se presentó un amigo y efusivamente los saluda de esta manera: “hola
Joya, que es de la vida de tu papá Enrique Marulanda y de tu mamá Clodomira
Plata, y tú, Pollón Ramirez, qué es de Abel Ramírez tu papá y de la señora Chayo
Brito, oreganalera y buena gente, el Comandante no alcanzó a decir nada cuando
el sujeto lo embistió y le dijo: señor Fadul Rincones, no te pregunto por Gollo
porqué murió hace tiempo, pero qué es de la vida de tía Macha y cuéntame una
cosa ¿Qué se hizo el bombardino que Gollo tocaba muy bien?
Los tres amigos
quedaron tiesos, y no sabían quién era el señor que los interpelaba y conocía muy
bien. Y se preguntaban… ¿De dónde salió este sujeto? ¿Quién es? El amigo
comprendió que la gente no lo reconocía, por lo tanto tenía que presentarse: muchachos
yo soy Rubén Zárate, hijo de la Ñonga Zárate y el difunto Miguelacho Brito,
nosotros vivíamos en el barrio Caraquita cerca de dónde tía Macha, ¿Te acuerdas
Fadul? ¿Ya sabes quién soy? Claro que sí y ¿Usted por dónde andaba, estaba era
bien perdido? Tómese un trago!. ¡Hombe compadre! yo le voy a decir la verdad, a
mí me gusta el trago, pero yo tengo una mujer que es muy celosa y a ella no le
gusta que yo beba. Y parece que es hasta bruja porque cuando yo me tomo un
trago enseguida suena el teléfono, es ella fregando la vida y no me da pena
decirlo me pega, me coge a garrote, anoche mismo me pego mi paliza.
Los tres amigos
soltaron una risita socarrona y de mamadera de gallo y el Pollón dijo: ¿Y esto
cómo e´? Rubén que se empina el trago y el teléfono que suena, se tomó el trago
y contestó. Aló, aló, no se los dije, tapando el micrófono, esa es Eulalia mi
mujer, ya me va a insultar. Esperen un momento… Al otro lado de la línea, oye,
Por qué no contestas?, Con quién estas?, Qué estás haciendo? Cómo estés bebiendo
ya sabes lo que te espera. Siento el tufo a ron.
Si ayer te salvaron
los vecinos hoy no te salva nadie, porque los vecinos están de paseo en el
balneario de El Silencio. Mija, cálmate que yo voy luego, estoy con unos amigos
y cuando me desocupe me voy para la casa, chao. Tengo que cortarle la llamada,
esa paliza la tengo comprá.
Toma la palabra el Pollón
y le dice vea a usted con nosotros no le va a pasar nada, tómese un trago que
usted anda con la gente del Comandante. Y si esa mujer está armada, yo le
presto un rifle que tengo en la casa para arreglar ese asunto, además esto se
arregla hoy.
Ahora vamos a
seguir parrandeando que nosotros teníamos mucho tiempo de no verlo a usted, se
acerca la Joya y le echa una caja de Maizena a Rubén, tapándole los ojos
soltando una sonora carcajada y continuó la parranda.
El tema que tenían
antes de la llegada de Rubén, era sobre la importancia del celular, quedando todos de acuerdo que era uno de los
inventos más sobresalientes de los últimos tiempos. Rubén que era habladorcito,
dijo, ustedes me van a perdonar pero yo creo que mejor que el celular hay dos
inventos que ustedes no han tenido en cuenta.
Y se formó la
polémica, los tres amigos le exigían a Rubén que les dijera cuales eran esos
dos inventos, porque ellos defendían al celular y no creían que existiera otro
invento más importante que este. Bueno les voy a decir y les voy a explicar por
qué son mejores que el celular, esos inventos son el mototaxi y la silla Rimax.
Ustedes recuerdan
que hace años cuando aquí había pocos taxis, existían las camionetas Ford
Ranger y las Toyotas, que se parqueaban unas al frente de Vencito Acosta y las
otras frente al mercado. Para que Chijito o el hermano Carlos Suárez, un tuerto
de mala ley, que siempre estaba emputao, para que se movieran a hacer una
carrera, eso era un milagro y cobraban el doble y le preguntaban a uno que para
dónde era la carrera.
Y en el caso mío
que vivía en la salida a los Altos, me decían que buscara a otro porque ellos
no iban a ensuciar sus carros en esos charqueros, compadre y no lo llevaban.
Hoy en día con los mototaxis eso cambió, los taxistas aquellos desaparecieron,
por mil pesos lo llevan a cualquier parte en la zona urbana, y hay mototaxis a
toda hora y esos muchachos son atentos y voluntariosos, lo ayudan a uno a subir
y bajar las encomiendas.
¿Cuándo, cuándo?
Chijito, o Enrique el Manco, lo iban a ayudar a usted a subir unas compras. Eso
ha sido un alivio bien importante para la gente pobre. El Comandante Fadul,
intervino y pregunto sobre el otro invento, por qué era importante? Rubén se
pegó un lamparazo de Etiqueta Roja, arrugó la cara y tiro un salivazo diciendo: y si hablamos de
la silla Rimax esa sí que es la Chacha, ustedes se acuerdan de las casetas, los
velorios, las reuniones políticas. Lo que existían eran bancas, taburetes y
banquetas de madera sin espaldar, el que lograba un taburete coronaba, el que
no encontraba pared dónde recostase se levantaba con un dolor de espalda que
eso le duraba días para sanar.
Hoy día con esas
sillas plásticas todo eso pasó a la historia uno se sienta, se arrecuesta y si
se queda dormido no se va a estar cayendo. Y dice el compadre Bartolo Parodi
que esa es mucha silla útil, se la lleva uno, para los paseos y hasta para el río
y se sienta en la corriente en ella y la pasa es bacano.
Siguieron
discutiendo y tomando trago por mucho tiempo y les tocó llevar a Rubén borracho
a su casa en la salida a los Altos, lo acostaron en una banqueta tipo mecedor
de tabla, le llamaron la atención a Eulalia sobre el maltrato al esposo y le
recomendaron atenderlo y que en la mañana siguiente le harían una visita de
inspección, con el fin de que todo transcurriera en orden y de acuerdo con el
sano convivir.
escribió:
Armando Olmedo Larrazábal