Claro está para quienes estamos ubicados en la península,
todas las dificultades que sobrepasan nuestros deseos de solución y pocas veces
es resueltos por el Gobierno Nacional y en ocasiones atendidos levemente, con
los consabidos pañitos de agua.
La Guajira tiene 77% de inseguridad alimentaria, pobreza
multidimensional de 87 por ciento, pobreza monetaria del 54%, profundo
desabastecimiento de fuentes de agua para sus acueductos tanto en lo urbano
como en las comunidades rurales.
Con las tasas más altas de desempleo del país, cierre
masivo de locales comerciales, economía estancada o en retroceso, tasas más
altas de morbimortalidad materna e infantil, ocupa último lugar en índice de
competitividad, hay amenaza de cierre de 7 de sus 16 hospitales, tasas más
altas de analfabetismo, altas tasas de inasistencia o deserción escolar, etc.
Ahora súmele toda la población migrante venezolana que se
ha asentado en los municipios de la península y donde ya se supera el 20% de la
población local.
También hay un tema, que es el siguiente: fue señalada
como principal causa de la muerte de niños la corrupción en La Guajira, y con
base en esto fue intervenido el Departamento y algunos municipios.
Ante el asunto hoy llevamos dos años intervenidos por el
Estado, y se siguen muriendo los niños y niñas, entonces: o la corrupción
siguió, pero de manos de la Nación, o no era la principal causa de muerte de
los niños y niñas o continuó la descomposición.
escribió:
Mauricio Ramírez
Álvarez
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