Bueno y será que
los conejos no son animales y que requieren de una consideración, aunque sea
por parte del estado, con el fin de reglamentar la caza indiscriminada, a que
ha sido sometida esta especie, sobre todo en La Guajira, más exactamente en el
sector comprendido entre Hatonuevo, Albania y parte sur de Riohacha y Maicao,
porque parece que en los demás municipios los acabamos.
Queda uno
sorprendido de la devastación y destrucción desmedida de este roedor, animalito
indefenso, el cual no ha sido causa de ninguna alteración en las cosechas
agrícolas de la región y ni siquiera se menciona como transmisor de plagas y
enfermedades. No me explico como las entidades estatales que tienen que ver con
el medio ambiente no hayan tomado cartas en el asunto, para controlar la caza y
comercialización desmedida de este
compañero natural. El cual va en vía de extinción, como ha ocurrido con la iguana,
la guarda tinaja, la chenga, el zaino y cantidades de pájaros y otros animales,
que fueron desterrados de la capa terrestre, por la acción depredadora del
hombre, el ser más destructor y devastador que existe en el universo.
Cuando se viaja
desde Fonseca para Riohacha o para Maicao, en el sector mencionado en el
párrafo anterior, se encuentra en la vía a lado y lado de la carretera, muchachos
y personas mayores con los racimos de conejos, los cuales venden muy baratos,
pero la cantidad es tanta y todos los días, que yo vengo haciendo una cuenta
arbitraria hace un año, y suponiendo que sean 200 conejos, de todos los
tamaños, por 365 días que tiene un año, estamos hablando de la cifra de 73.000
conejos/año, donde van hembras y machos, que ya no están.
Como si se tratara
de una aplanadora para acabar con la especie y qué hace el hombre, el campesino
que mata los conejos, nada absolutamente nada a favor de los roedores, solo los
mata, come y vende. Pero no es capaz de plantear una alternativa para
implementar una empresa donde se críen los conejos y se comercialicen, con
todos los otros aditamentos que traería la empresa, como el estiércol, la piel,
el rabo etc. Que muy bien sabemos todos pueden ser generadores de ingresos, que
sustituirían los animalitos y con nuevos ingresos podríamos equilibrar la
balanza nutricional.
Creo que todavía
hay tiempo de controlar lo incontrolable, pero se necesita mano dura y mucha
pedagogía, para el manejo de esta práctica devastadora, que a la larga no
soluciona nada. Porque se venden los conejos hoy y mañana hay que ir a buscar
más conejos que van disminuyendo y que no se multiplican porque se están
acabando los padres y llegará el momento en que no encuentres conejo y nos
tocará pelar lo que encontremos, mío o ajeno con el fin de sobrevivir.
Ojalá las autoridades
lean este escueto y doliente escrito, que no busca sino la redención del Tío
Conejo guajiro como nosotros, al que parece que le tenemos los días contados.
Que se tome alguna medida con presupuesto o sin presupuesto, que clavo le
preste a grapa como decía Cicerón Tovar, en la calle de las Provisiones a
mediados del siglo pasado en Fonseca.
escribió:
Armando Olmedo Larrazábal