
A un lado de las
trochas solo se puede observar niños y niñas, quienes colocan cabuyas, cables y
hasta guayas para detener el tránsito de los vehículos obligando a sus
ocupantes a pagar por pasar.
La actividad es
realizada como un acto natural, especialmente donde hay tráfico de
transportadores de sal, camperos con turistas, y camiones cargados de
alimentos.
Estos retenes
bloquean el paso y a pesar que cobró la vida de una niña wayuu en diciembre del
año pasado, los adultos envían a los pequeños de su comunidad a realizar esta tarea.
La ineficiencia del
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf, que desarrolla programas de
solo un día al año, contra el trabajo infantil puede observarse al internarse
en una de estas empolvadas vías.