He leído en el diario El Tiempo una columna titulada
“los que pagan para llegar, llegan a robar”, entrevista a Sergio Fajardo
Valderrama, uno de los seguros presidenciables en el 2018, quien afirma que es necesario para el país comenzar a construir una
“nueva página” en la que la lucha contra la corrupción sea el primer tema de la
agenda.
La propuesta inicial de
Fajardo Valderrama, Compromiso Ciudadano no tiene personería jurídica, esa es una marca política. Su
ofrecimiento contempla educación, ciencia, tecnología, innovación,
emprendimiento, cultura y desarrollo. Aquí me detengo porque considero
excelente varias cosas de Sergio Fajardo a lo largo de su vida pública, ya sea como
alcalde de Medellín y también como gobernador de Antioquia: primero, combatió
la corrupción que se ve en las administraciones públicas. Segundo, trabajó con
base en la educación, como eslabón principal que permite que los hombres y las
mujeres puedan salir adelante en su vida diaria. Tercero, trabajó con base en
el emprendimiento colectivo y logró que se creará en Antioquia y en Medellín el
banco de los pobres o banco de las oportunidades y fondo de desarrollo
empresarial de Antioquia.
En la parte de cultura y
tecnología fue el primero en implementar las bibliotecas culturales con
internet para que los vecinos puedan acceder a esta nueva metodología de aprendizaje.
Aclaro que no conozco personalmente
a Sergio Fajardo. Solo he leído sus propuestas tan innovadoras y reconozco en él,
el trabajo contra la corrupción. Este es un trabajo que en Colombia merece ser
reconocido, en un político que en Antioquia se ha dedicado a destruir a los
oligarcas, que buscan con el dinero decidir qué cosas van a hacer y cuanto se
van a ganar, siempre ganando por encima del 50%
que estipula la ganancia para un emprendedor.
En La Guajira y en Riohacha
las cosas van de mal en peor. Hoy las campañas, para elegir un alcalde o un
gobernador en nuestro departamento están por encima de los 5.000 millones de
pesos, plata que buscan nuestros candidatos hipotecando los 4 años que tienen
para dirigir nuestra sociedad. Ya no es raro que muchos líderes políticos, se dediquen
a pasearse llevando una carpeta con los votos que al final terminan vendiéndolo
al mejor postor; postor que solo lo ven una vez hasta el día de las elecciones
y que después del debate les toca a los dueños del dinero decidir en que se van
a invertir los recursos del estado. ¿Y qué pasó con el voto programático que se
debe inscribir ante la Registraduría en donde el Estado exige a los candidatos plantear lo
que se va a hacer con los recursos que pagamos los colombianos?
Se pregunta la gente que
pasa con el presupuesto del municipio, donde se invirtieron los recursos que
iban para salud, educación, agua potable y alcantarillado, emprendimiento,
vías, matadero, terminal de transporte, mercado público, etc. Vaya y averigüe
si es que el alcalde o gobernador rinden cuentas sobre el manejo de estos
recursos. Solo cuatro años después los votantes terminan eligiendo otro alcalde
o gobernador que termina comprando los votos y ya sabemos todos hasta donde va
a parar eso. Nuevamente el ciclo de que el que invierte paga a sus deudas y
termina robando para él.
En esta carta quiero ponerme
de acuerdo con Sergio Fajardo para construir un Compromiso Ciudadano de cara al
pueblo, donde definamos que hacer con la salud, invertir los recursos en
educación y transporte escolar, la seguridad alimentaria, potencializar el
turismo, trabajar fuertemente con el
emprendimiento y el empresarismo, invertir en innovación en vías y cultura y fortalecer el desarrollo de este
departamento y de Riohacha como Distrito Turístico y Cultural, que le ha dado
mucho a Colombia pero que no contamos
con agua, alcantarillado y nuestro wayuu muriendo por desnutrición o hambre
física.
Quiero comprometerme para
ayudar a construir ese compromiso ciudadano y que en el futuro nosotros
elijamos a los alcaldes y gobernadores solo con la firma del pueblo para que se
den cuenta como los recursos le van a llegar al pueblo. Ese es mi
compromiso.
escribió
César Cruzco Bello