
Atrás quedó aquella romería de personas, quienes
se aglomeraban a la entrada para poder ingresar y salir del campo santo riohachero
en esta memorable fecha.
El mal tiempo atmosférico también jugó un papel protagónico
en esta dedicación a los difuntos, donde los truenos, nubes grises y la llovizna
terminaron de provocar la ausencia de los familiares a la tumba de sus seres
fallecidos.