Con el escudriñamiento desde
la base hasta llegar a una colectividad externa, que sea de destacada amistad, se
pretende tener un elegido para ser el próximo alcalde del Distrito Turístico y
Cultural, DTC de Riohacha.
Si creen que existe un error,
porque inicialmente se tiene un candidato y después se elige; aquí no ocurre
igual, en estas tierras del ilusorio Macondo, le han dado libre con la bandera
de largada a una vieja maña, consistente en buscar el elegido y dos más de
relleno.
Esta práctica, dirán muchos
entendidos, no es nueva; pero ante la repetitiva inestabilidad gubernamental en
que estamos, insistir en la misma tarea y seguir recibiendo un idéntico
castigo, ¿Es justo que los habitantes de la península sigan viviendo este maquiavélico
plan y seguir masoquistamente callados, ante la decisiones errada de alguien?
Para esta ocasión un
congresista se reunió con un delegado de la administración actual, proponiéndoles la necesidad de tener un amigo mutuo, que sería entregado al Gobierno Nacional ese nombre con otros más, llevando un guiño cómplice
hasta convertirlo en el mandatario de Riohacha y seguir reinando desde la
sombra.
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