Las objeciones del presidente a seis artículos de la Ley Estatutaria
de la Jurisdicción Especial de Paz, aprobada por el Congreso vía fast track,
sancionada por el presidente de la República y publicada, como debe ser, más
que una discusión jurídica es política. O más bien, independientemente, si es
jurídico o político el tema en el país lo que hace es reafirmar el grado de
polarización en que estamos inmerso, quien sabe hasta cuándo.
Lo más sorprendente, la posición de la Corte Constitucional, guardiana
de la Constitución al declararse incompetente para emitir, no un concepto sino
un fallo acerca de las objeciones hechas por el Ejecutivo. La razón, la Ley
Estatutaria de la JEP, surtió todos los tramites de rigor en el Ejecutivo, Legislativo
y Judicial. Por consiguiente, con apego a la Constitución dicha norma hizo
tránsito a cosa juzgada. En otras palabras, no se modifica y su texto es de
obligatorio cumplimiento tanto para gobernantes como gobernados.
Ahora bien, todo hace indicar que las objeciones se hundirán tanto en
el Senado como Cámara de Representante, teniendo en cuenta que la decisión del
partido Cambio Radical es no aprobar. De ser así, estas se hundirían y la Ley
pasaría al presidente, quien estaría obligado a su sanción.
Lo ideal, sería que, por ser la paz un derecho y un deber de
obligatorio cumplimiento (artículo 22 superior), estuviéramos los colombianos
remando hacia el mismo lugar que seria, una convivencia pacífica y una paz
estable y duradera para que la presente y futura generación no les toque
repetir la historia, violenta y nefasta que cobró millones de víctimas durante
más de 60 años de conflictos cruento y catastróficos. Quienes, los vivieron y
sobrevivieron son los testimonios vivientes del no retorno.
Cuando se adelantaban los diálogos entre el gobierno y la guerrilla de
las Farc en La Habana, Cuba, hubo un momento de tensión y se vislumbraba un
eventual rompimiento de las conversaciones y el astro del fútbol colombiano
Carlos Valderrama Palacio, el Pibe Valderrama, como se hizo famoso por ser el
referente de talento de la selección de fútbol de mayores de Colombia, lanzó
una atrevida, pero audaz propuesta: realizar un picadito entre el gobierno y
las Farc para destrabar el proceso. Nunca se hizo.
Hoy, cuando transitamos en un proceso de paz que trajo como beneficio
el descalamiento de la confrontación armada en el país, propongo, también en mi
calidad de exfutbolista de la selección juvenil de fútbol de Colombia, Chile
1974, cuando el país astral atravesaba su peor crisis luego del derrocamiento a
sangre y fuego del gobierno constitucional y democrático del presidente,
Salvador Allende, por una Junta militar presidida por el general, Augusto
Pinochet, en septiembre del año de 1973, la realización de un picadito por la
paz y convivencia pacífica, entre el oficialismo y la oposición. O más bien,
entre quienes votaron el Referendo por el no y sí. Y, para no dejar ningún
actor de la vida nacional excluido, tendríamos a los de las Farc, no como
guerrilla sino como partido político, fungiendo de árbitro.
Después del picadito, sin importar el resultado, como solían hacer las
glorias del Junior de Barranquilla, a finales de los años setenta cuando tuve
el privilegio de vestir la roja y blanca, tales como Antonio Rada, Marcos Coll,
Otton Alberto Dachunda, Dulio Miranda, Toto Rubio, Óscar Bolaño, Otros que se
me escapan, en la cancha de fútbol del barrio La Magdalena, todos los
integrantes de los dos líneas, en un acto de hermandad, tolerancia y
convivencia con árbitros incluidos, se trasladaban a una tienda contigua a la
cancha a comentar las incidencias del picadito, deleitando una fría.
¿Será posible? soñar no cuesta nada. Si los colombianos, todos hijos
de la patria, sin distingo de raza, origen, lengua, religión, opinión política
o filosófica, como reza el artículo 13 de la Constitución de 1991, alrededor
del deporte, pudiéramos deponer los odios y rencores, como bien supo hacer el Nobel
de Paz y presidente surafricano, Nelson Mandela, apodado Madiba, activista
contra el apartheid, seguramente tendríamos mejor calidad de vida.
escribió:
Ignacio
Escudero Fuentes
Exfutbolista de la selección juvenil de fútbol de Colombia, Chile 1974
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