Todas lloraban, vestidas de negro, la angustia por la
ausencia interminable del Estado se reflejaba en las mujeres wayuu, quienes
salieron a la calle con ataúdes infantiles a reclamar sus derechos a la vida, a
la alimentación y la vida digna.
Se desplazaron por la avenida de los Estudiantes
en Riohacha hasta llegar a la avenida La Marina para finalizar en la sede de la
Gobernación donde esperaban ser escuchados.